Profesionalización

Asociación de Profesionales de la Gestión Cultural de Castilla y León

Profesionalización

08/05/2018 Grupo de Trabajo Profesionalización 0

El Servicio Público de Empleo en España reconoce el epígrafe Gestores Culturales. Desde finales del año 2010, la Federación Estatal de Asociaciones de Gestores Culturales (FEAGC) ha estado persiguiendo con ahínco el reconocimiento de la profesión del Gestor Cultural concretamente con la solicitud del reconocimiento del epígrafe de “Gestores Culturales” a nivel estatal y en los servicios de empleo.

Los Servicios Públicos de Empleo participantes en el Grupo de Seguimiento de Tablas del Sistema de Información de los Servicios Públicos de Empleo acordaron en 2018, la inclusión de una nueva ocupación en la Clasificación Ocupacional SISPE 2011 (CO-SISPE 2011) en la que figuren los GESTORES CULTURALES.

Para ello, el grupo primario de 4 dígitos (epígrafe de la CNO-11 del INE) en el que se incluirá la ocupación es el 3713. Posteriormente, el código completo a 8 dígitos se asignará en breve. La inclusión de la ocupación en la CO-SISPE 2011 se planificará con este grupo de trabajo en función del calendario aprobado por los órganos superiores del SISPE, para su implantación por todos los sistemas de los SPE.

La gestión cultural, profesión clave en el sector cultural

La evolución del sector ha generado la necesidad de un gran número de profesionales que puedan llevar a cabo de una manera eficaz y eficiente las tareas y los objetivos asignados. Inicialmente, hace décadas, el gestor cultural aprendió a llevar a cabo las tareas que requerían estos nuevos puestos de trabajo de una manera progresiva y casi autodidacta; en procesos más bien de ensayo y error.

Estos/as primeros/as profesionales del sector provenían de otros marcos sociales próximos como la educación, el asociacionismo, el trabajo social o la actividad creativa. Pero la carencia tanto de formación específica como de experiencia en este ámbito de la gestión, provocó, muy pronto, que estos/os profesionales se encontraran con numerosas deficiencias y restricciones para desarrollar sus tareas. Este primer colectivo de gestores/as culturales protagonizó muchas iniciativas de organización, formación y cohesión del sector a través de múltiples congresos y jornadas con el objetivo de debatir las diferentes problemáticas de su profesión y alcanzar una primera base de organización y representación.

A finales de los años 80 se empezó a hablar, propiamente, de la gestión cultural tal como se entiende en la actualidad, y se diseñaron los primeros programas formativos especializados. Asimismo, se crearon las primeras asociaciones profesionales de gestores/as culturales en las diferentes comunidades autónomas. Esta vertebración tuvo como resultado el nacimiento en el año 1999 de la FEAGC (Federación Estatal de Asociaciones de Gestores Culturales) con el fin de unir esfuerzos, experiencias e intereses para poder actuar en el sector.

Grandes retos, grandes responsabilidades

En los últimos años, ha habido un gran desarrollo de programas formativos en los diversos ámbitos de la gestión cultural.

Así pues, debemos seguir trabajando en la elaboración de códigos de buenas prácticas profesionales. Ejemplo de ello fue el documento Guía de Buenas Prácticas de la Gestión Cultural elaborado por GESCULCyL en 2018 en el que describimos los aspectos que contribuyen a mejorar la calidad en el ejercicio de nuestra profesión. Según esta Guía, entre los aspectos que contribuyen a la calidad del ejercicio profesional hay que destacar el rol educativo, formativo, social e investigador de la actividad cultural así como la responsabilidad del gestor cultural en la sensibilización social del entorno inmediato.

Un Gestor Cultural debe: 

    • Ser sensible y estar atento a los nuevos lenguajes creativos ya la creación contemporánea.
    • Incorporar como criterios la innovación, el riesgo y la experimentación cultural y artística, así como el rigor en el uso de lenguajes contemporáneos y los medios tecnológicos.
    • Velar por que cualquier servicio, proyecto o equipamiento cultural incorpore con normalidad una dimensión educativa que sea visible, respetuosa y de calidad;
    • Impulsar proyectos que contribuyan al desarrollo comunitario, trabajando por la consolidación y creación de nuevos espacios públicos con el objetivo de llegar a todos los sectores de la sociedad;
    • Contribuir al desarrollo de formas de colaboración entre la gestión pública y privada, buscando la mejora cualitativa de las ofertas culturales, asegurando la viabilidad económica y buscando su rentabilidad, tanto desde el punto de vista económico como social.

De esta manera se plantean grandes responsabilidades por el sector de la gestión cultural vinculadas al alcance sectorial y territorial de las actividades e infraestructuras culturales; pero también grandes retos que se centran en la sostenibilidad económica y el mantenimiento de la calidad de estas actividades e infraestructuras.

Reconocimiento social y profesional del gestor cultural

El hecho de que la cultura cada vez tenga un papel más relevante en la sociedad, hace que los gestores culturales adquieran una mayor importancia.

A pesar de nuestros esfuerzos, figura del gestor cultural, sigue sin tener el reconocimiento que se merece. Esto obedece, en gran medida, a que la labor de los gestores culturales no está claramente definida, sino que está en continua construcción y evolución. Los expertos apuntan que nos dirigimos hacia un entorno laboral cada vez más complejo. Efectivamente, el desarrollo de cada uno de los sectores artísticos requerirá conocimientos y competencias cada vez más especializadas, y esto producirá al mismo tiempo una mayor complejidad de los procesos de gestión en las organizaciones culturales. Habrá pues adaptarse a estos cambios y adecuar la figura del gestor cultural, con las especialidades que requiera este nuevo entorno, para conseguir el reconocimiento que se merece esta profesión dentro del mercado laboral.