Artes Escénicas en España: Calma Chicha (o ni chicha ni limoná)
La cultura española ha sido puesta “en modo avión”. Está como dormida…recibe señales que no procesa. Hace meses que ya está todo el bacalao legislativo vendido, quizá un año. La última vez que apareció la serpiente de verano de la rebaja del IVA ya se encendieron para algunos, entre los que me encuentro, las luces de emergencia: no lo bajarán. Y hemos rematado la lesgislatura más lesiva para la cultura española arrastrando este problema.
Junto a otras decisiones estratégicas destinadas a rebajar el peso – en actividad (un cuarenta por ciento) en empleo y en contribución al PIB nacional- de este sector clave en las actuales circunstancias de crisis y deslocalización masiva de actividad económica: la cultura.
No es el IVA el único problema, pero si quizá el más visible, el más tratado por los medios de comunicación. Se han venido señalando otros de igual o mayor calado. Para mí hay otros muy importantes: el primero es la bajada drástica de los presupuestos destinados a actividad cultural y escénica en particular (el libro o las artes plásticas han tenido un maltrato más suave). Bajadas de más del cincuenta y sesenta por ciento en programas de ayudas y contratación en redes y circuitos se han generalizado. Decía en uno de mis anteriores artículos – perdón querido editor y lectores por esta desconexión de meses, cuestiones electorales me han mantenido muy ocupado- que no solo se han destruido actividad y empleos (unos trescientos mil directos e indirectos) si no que han desparecido “estructuras de producción” enteras: empresas, redes, circuitos, servicios públicos, festivales, medios de comunicación cultural, cierre de equipamientos por inviabilidad de mantenimiento…imposible recuperarlo ya. No se han destruido demasiadas marcas, pero muchas compañías han quedado reducidas a los socios: no se contrata, se hace con los de casa.
Hemos de tener en cuenta que por cada euro público invertido la pérdida se convierte en uno y medio en el PIB, la inversión pública atrae otros esfuerzos, otras inversiones privadas que estamos perdiendo en España. Estamos en niveles culturales de los noventa, como refleja el anuario SGAE ya que el apagón informativo del Ministerio con la “cuenta satélite de la cultura” hace que no tengamos datos fiables desde 2011.
El partido en el gobierno “ha escuchado campanas” en Europa: se hagan reformas estructurales dice el mantra emanado del eje Bruselas-Berlín. Pero parecen duros de oído, escuchan “recortes” en vez de reformas. Una de estas reformas es la colaboración y la coordinación entre administraciones. Aquí cada uno campa por sus fueros. Programaciones, festivales, redes, circuitos, ayudas…cada uno a su bola. Este es un segundo problema.
Especialmente sangrante es el apartado de ayudas –las tan denostadas subvenciones- menos mal que ya no aparece el apoyo a las producciones escénicas –competencia de las CCAAs- pero es que nos encontramos con que el Ministerio sigue empeñado en intervenir en la programación escénica nacional –Platea, ayudas a giras por regiones- cuando una estructura cuasifederal como la española debería ya estar preparada para que las regiones se articularan mediante agencias como la Red Estatal y dejar la competencia ministerial –federal- para la acción exterior, aglutinando los fondos de las diversas agencias que intervienen en este tema, a todas luces excesivas y descoordinadas. Quizá – ahí va una relativa carga de profundidad- el Instituto Cervantes debería ser ya la única agencia “pública” que en materia cultural recogiese y gestionara todas estas competencias ahora repartidas, buscando en máximo consenso con las comunidades que tienen una lengua propia cooficial con el castellano: Euskadi, Cataluña, Galicia. Claro, la literaria debería ser una de sus líneas de trabajo, pero no la principal ya. Eso son reformas estructurales, no recortes.
De esa manera el Ministerio liberaría fondos para poder recuperar el apoyo a iniciativas de comunicación cultural tan necesarias como las revistas, publicaciones, fondos de documentos, presencia en internet, que no son “frikadas” son herramientas de trabajo. Pongo un ejemplo para que se vea la importancia del tema. Dispongo de un espacio donde pondré a disposición de estudiosos e investigadores toda mi documentación cultural, teatral, musical y la procedente de algunos legados – Fernando Herrero, Antonia Cano, Teloncillo Teatro-, ya he recibido dos peticiones de trabajo sobre esos fondos. Con algún apoyo público se podría crear al menos un empleo. Existe en otros países de “esta Europa mía, esta Europa nuestra” parafraseando a la cantautora…¿por qué no aquí?. Nadie contempla en sus fondos de ayuda una actividad de este género.
Lo dicho, son unos sosos, “ni chicha ni limoná”.
Artículo publicado en la revista Artezblai el 14 de agosto de 2015
http://www.artezblai.com/artezblai/artes-escenicas-en-espana-calma-chicha-o-ni-chicha-ni-limona.html
Fotografía: Teatro Pavana
Autor: Alex Defender